Negros nubarrones se ciernen sobre el diario The Daily

Tras el lanzamiento del iPad, Apple proclamó a los 4 vientos que estábamos ante un dispositivo que estaba llamado a convertirse en la tabla de salvación para revistas y periódicos, que iba a permitir a sus grupos editoriales ofrecer unas versiones más ricas visualmente respecto a las ediciones online tradicionales y que los consumidores, esta vez sí, iban a estar dispuestos a pagar por una información que por lo demás podían conseguir gratuitamente en Internet.

El número de suscriptores que algunas de las publicaciones más populares de Estados Unidos consiguieron los meses siguientes ratificaron dichos postulados, hasta el punto de que el magnate de los medios de comunicación australiano Rupert Murdoch vio en el tablet de Apple la oportunidad que tanto tiempo había anhelado, aquella con la que se iba a ganar el respeto de propios y extraños, a reverdecer viejos laureles y a retomar su papel de gurú del sector: iba a poner en marcha un diario de pago que sólo los propietarios de un iPad podrían leer.

En agosto del año pasado comunicó públicamente su ocurrencia y puso a trabajar a su equipo para tenerlo listo lo antes posible. Poco más se volvió a saber de este tema hasta que hace poco más de un mes se presentó oficialmente en San Francisco en un acto que contó con la presencia de la cúpula de Apple y en el que se explicó a los allí presentes que la cabecera se llamaría The Daily y que se lanzaría el 2 de febrero.

Lo que no se dijo, ni falta que hacía, es que en los 5 meses que habían transcurrido desde el anuncio de Murdoch el número de suscriptores a los periódicos y revistas con ediciones específicas para el iPad no sólo no había aumentado sino que, de hecho, había decrecido significativamente. Las cosas no pintaban bien, pero en ese momento ya no había marcha atrás. Tras la inversión realizada, The Daily se tenía que lanzar sí o sí.

Sabían que no les iba a resultar nada sencillo convencer a personas que nunca lo habían leído de que debían pagar por él, por lo que anunciaron que todo aquel lector que se descargara la aplicación podría acceder al diario de manera gratuita durante 2 semanas. Pasado ese tiempo, tocaría pasar por caja y pagar 99 céntimos a la semana o 39,99 dólares al año, como preferirieran.

Eso es lo que se suponía, porque hace unas horas han confirmado que han alargado el periodo de prueba varias semanas más, aunque no han querido especificar exactamente cuántas. A falta de las pertinentes explicaciones acerca de por qué han adoptado esta repentina medida, parece más que razonable pensar que, sencillamente, lo han hecho porque no consiguen enganchar a la gente; porque la audiencia que están obteniendo no es la que esperaban; porque no, en definitiva, no los lee casi nadie.

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