Primeras impresiones con Google Chrome

Hacía años que se venía especulando con la posibilidad de que Google creara su propio navegador y se lanzara a competir con Microsoft, la Fundación Mozilla, Opera y Apple. Tales afirmaciones, eso sí, nunca habían sido refrendadas por la compañía estadounidense, por lo que poco a poco habían comenzado a diluirse entre la marabunta de noticias que genera día a día la Red.

Todo cambió radicalmente anteayer, cuando Google decidió que había llegado el momento de dar a conocer a Chrome, su nuevo navegador, a las masas. Lo hizo de una manera un tanto surrealista, por no decir excéntrica: esto es, mandando un cómic a Blogoscoped en el que se explicaban las características básicas del mismo y se dejaba entrever cómo sería su aspecto final. Tan raro fue el asunto que decidí esperar unas horas y no escribir nada acerca de Chrome hasta haberlo descargado y probado.

Tras mis primeras horas jugando con él, debo reconocer que la impresión general que me ha causado es muy buena. Visualmente destaca desde un primer momento porque, a diferencia del resto de navegadores, dispone las pestañas en el extremo superior de la pantalla, encima incluso de la barra de direcciones.

Google Chrome

Por otro lado, la barra de herramientas es muy simple y apenas si tiene botones más allá de los imprescindibles de ‘Atrás’, ‘Adelante’, ‘Recargar’ y ‘Favoritos’. Por no tener, de entrada no tiene ni el de ‘Inicio’, que podemos colocar nosotros mismos acudiendo al menú de Opciones. Otro rasgo diferencial respecto a la competencia es que tampoco cuenta con la barra de estado en la parte inferior de la pantalla. En su lugar, aparece un pequeño cuadro de diálogo de color amarillo cuando pasamos el ratón sobre un enlace en el que se nos informa de la dirección a la que apunta.

Pero si por algo destaca Chrome, que como todo producto de Google que se precie está en un estado Beta, es porque es ligero. Muy ligero. Bastante más que el resto. Esa es al menos la información que facilita el Administrador de Tareas de Windows cuando, tras abrir las 3 mismas páginas en Internet Explorer, Firefox, Opera y Chrome, he comprobado los recursos que consumían en ese momento cada uno de ellos. Los resultados que he obtenido han sido los siguientes:

Internet Explorer -> 81.164 KB
Firefox -> 77.092 KB
Opera -> 52.360 KB
Chrome -> 22.216 + 12.956 + 4.436 + 3.976 + 2.832 = 46.413 KB

La suma final que podéis ver en el caso de Chrome se debe a que Google ha apostado porque cada pestaña constituya un proceso independiente del resto, lo que facilita que se libere toda la memoria que está utilizando la misma en caso de que la cerremos. La idea, vistos los resultados iniciales, se antoja de lo más interesante.

Pero no se acaban aquí los parabienes del navegador. Chrome pasa el test de CSS3 sin fallo alguno, circunstancia que no han conseguido hasta la fecha IE, Opera, Safari o Firefox. Asimismo, obtiene un 76/100 en el Acid3 Test, una nota que sobrepasa con creces la conseguida por la competencia en una prueba que valora el respeto de los navegadores hacia los estándares web.

Como vemos, Google ha trabajado a conciencia para poner en circulación un producto realmente completo que pueda plantar cara desde el principio a quien sea. Ahora bien, ¿qué navegador/es se verán más perjudicados por la llegada de Chrome? A diferencia de lo que he leído en multitud de medios de comunicación, yo estoy convencido de que no será Internet Explorer, sino Firefox y Opera quienes sufrirán las consecuencias de su llegada. No soy el único que piensa así.

Y es que el perfil medio de sus usuarios, más tecnófilos y con mayor tendencia a probar cosas nuevas, provocará que sean los primeros en usarlo y adoptarlo como navegador de cabecera en caso de que les guste lo que vean. En cambio, tengo la sensación de que la cuota de mercado de Internet Explorer apenas si se verá afectada por Chrome. En todo caso, el tiempo será quien dicte sentencia y determine quién está en lo cierto por lo que respecta a esta disyuntiva.

ETIQUETAS: Google