Pasarán años antes de que el Apple Vision Pro sea un producto de masas

El Apple Vision Pro está a la venta en Estados Unidos desde el 2 de febrero. Tanto los análisis que se han publicado hasta la fecha como las propias experiencias personales de quienes lo han comprado ponen de manifiesto que, a pesar de los avances tecnológicos que incorpora, está lejos de ser un producto redondo.

Su precio está fuera del alcance de la mayoría de consumidores, su autonomía es escasa, el catálogo de apps disponibles es insuficiente y su tamaño y peso son excesivos. Se trata de unas deficiencias que, todo sea dicho, comparte con el resto de dispositivos de este tipo que están en el mercado.

Y es que, los retos a los que se enfrentan las empresas que están desarrollando cascos de realidad virtual o mixta son mayúsculos. El principal es que, sencillamente, la tecnología actual no permite miniaturizar los componentes que equipan tanto como querrían, y se ven forzadas a comercializar productos grandes, pesados y de una ergonomía cuestionable.

El objetivo que persiguen es diseñar unos dispositivos de unas dimensiones similares al de unas gafas convencionales, que pesen poco, resulten cómodos de llevar, ofrezcan una gran calidad de imagen y se puedan vender a precios competitivos. Ése, y no otro, es el sueño que persiguen todos los actores involucrados en la industria. Pero, como la mayoría de sueños, es irrealizable. Al menos, por ahora.

La pregunta del millón, claro está, es cuántos años deberán transcurrir antes de que los avances tecnológicos abran la puerta a crear un producto de tales características. ¿Una década? ¿Algo más? ¿O quizás un poquito menos? Según fuentes internas consultadas por Bloomberg, en Apple creen que serán necesarias, al menos, cuatro generaciones del Vision Pro para llegar a ese punto.

A cuántos años equivale eso es algo de muy difícil respuesta, puesto que no sabemos con qué asiduidad lanzará Apple nuevas versiones de este producto. Puede que estrene una nueva versión cada año y medio, cada dos o, incluso, en intervalos mayores.

Es muy posible que nadie más allá de figuras muy concretas de Apple posea dicha información. Lo único evidente es que los cascos de realidad virtual y mixta van a necesitar mejoras muy sustanciales antes de que estén listos para convertirse en productos aptos para el gran público.

FOTOGRAFÍA: SEMEON HROZIAN

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