Uno de los mayores problemas que afecta a la industria de los videojuegos es el altísimo coste de desarrollo de los proyectos actuales. Los avances tecnológicos de los últimos años posibilitan la creación de mundos gigantescos en 4K con físicas realistas y detalles gráficos muy avanzados, pero no hay que olvidar que para diseñarlos son necesarias inversiones que hace sólo unos años habrían sido impensables.
Para conseguir esos altos grados de fidelidad y realismo que permiten las nuevas tarjetas gráficas y procesadores, los videojuegos necesitan periodos de desarrollo cada vez más largos. Como consecuencia, los estudios y distribuidoras están aumentando ostensiblemente sus precios para sufragar los multimillonarios presupuestos que manejan. La reacción de los consumidores, no hace falta decirlo, está siendo muy negativa.
Hasta la fecha, esta problemática no había afectado en demasía a Nintendo debido a las limitaciones técnicas de la Switch original. Pero ahora, con la llegada de una consola mucho más potente como la Switch 2, las cosas tienen visos de cambiar sustancialmente.
De ahí que su presidente, Shuntaro Furukawa, haya sido cuestionado al respecto en la última junta de accionistas de la compañía. El directivo japonés ha admitido las dificultades que esta situación causa en la industria para, acto seguido, remarcar que el desarrollo de videojuegos ha sido siempre un negocio de alto riesgo y que el aumento de los costes no ha hecho sino acrecentarlo aún más.
A continuación, ha explicado que están implementando estrategias que les ayuden a crear videojuegos de manera más eficiente, que contribuyan a acortar los ciclos de desarrollo y que, así mismo, les permitan seguir ofreciendo experiencias novedosas a sus clientes.
Aunque no ha entrado a detallar en qué consisten los cambios en los que están trabajando, ha indicado que confía que les ayudarán a contener los presupuestos de los videojuegos que están diseñando actualmente para la Nintendo Switch 2.
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