A partir de ahora, todos aquellos ordenadores que tengan instalado Windows XP y tengan activadas las actualizaciones automáticas de seguridad mediante Windows Update empezarán a recibir el Service Pack 2 tanto si lo desean como si no es el caso. La única manera de evitar que se instale el SP2 será desactivando la casilla de actualizaciones automáticas en el panel de control del PC.
Pero esto supondrá que no se podrá descargar ningún parche que solucione problemas de seguridad de Windows.
Los motivos que argumenta Microsoft para obligar de facto a que los usuarios de su sistema operativo instalen el SP2 están relacionados con las importantes mejoras de seguridad, orientadas a proporcionar una mejor protección frente a virus y gusanos que, según la compañía de Seattle, aporta esta actualización.
El Service Pack 2 mejora, siempre según Microsoft, la capacidad de gestión de las funciones de seguridad de Windows XP y proporciona una mejor información a la hora de ayudar a los usuarios a protegerse.
Por todo ello, la multinacional norteamericana considera que «el SP2 de Windows XP es una actualización de seguridad imprescindible».