Las discográficas piden que se corte la conexión a quienes descarguen música

En noviembre del año pasado Nicolas Sarkozy anunció que había llegado a un acuerdo con la industria del cine, de la música, las entidades de autor y los proveedores de acceso a Internet franceses para la creación de una «autoridad independiente» que se encargaría de vigilar las redes P2P, avisar a los usuarios que se descargaran contenidos sujetos a derechos de autor, conminarles a que dejaran de hacerlo e incluso cortarles la conexión en el supuesto de que siguieran bajándose este tipo de contenidos.

Era evidente que antes o después la industria audiovisual española iba a aprovechar las declaraciones del presidente galo para demandar un trato similar del Gobierno estatal. Y ese día, finalmente ha llegado. El encargado de pedir semejante barbaridad ha sido Antonio Guisasola, presidente de PROMUSICAE, la organización que agrupa a gran parte de las principales discográficas patrias.

Apropiándose como es costumbre en estos señores de la palabra «cultura», el directivo ha exigido a los ministerios de Industria y Cultura que tomen las medidas oportunas para acabar con las descargas de archivos sujetos a derechos de autor que se llevan a cabo, mayoritariamente, a través de los programas P2P. Para lograrlo ha abogado por emular el plan Sarkozy y desconectar de Internet a quienes se bajen música gratis. Por pedir que no quede.

Eso sí, lo tienen francamente difícil para conseguir que el Ejecutivo de turno satisfaga sus pretensiones. Primero porque sería ilegal y segundo porque doy por hecho que los proveedores de acceso a Internet no van a estar precisamente por la labor de colaborar ya que de hacerlo verían bajar aún más su imagen entre la ciudadanía y se arriesgarían a perder el favor de muchos de sus clientes.

Dado que esta medida es casi imposible que se llegue a implementar, y puestos a pedir estupideces, les sugiero a la SGAE & cia que emulen a la Warner Music y creen un grupo de presión para promover entre los políticos la necesidad de imponer una tasa de 5 euros extra mensuales sobre las conexiones a Internet. Tampoco les serviría de nada, pero oye, ¿y lo que nos reiríamos?

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