En uno de los extremos de una gigantesca nube molecular de la constelación Monoceros se halla la nebulosa Roseta. Está situada a unos 5.000 años luz de distancia de la Tierra, tiene un diámetro aproximado de 130 años luz y una masa estimada de 10.000 masas solares.
Las grandes acumulaciones de gas y materia estelar que la componen han alimentado la formación del cúmulo abierto NGC 2244, que contiene estrellas como 12 Monocerotis que son decenas de veces más masivas que el Sol y centenares de miles de veces más luminosas.
Un estudio de la nebulosa Roseta realizado con ayuda del observatorio de rayos X Chandra pone de manifiesto que es el hogar de unas 2.500 estrellas jóvenes que se formaron hace menos de 5 millones de años.
La interacción de éstas con los átomos del gas interestelar provoca que emitan radiación que hace brillar a la nebulosa y le otorga su aspecto característico. Además, sus vientos estelares calientan el gas que las rodea a temperaturas que pueden alcanzar los 10 millones K.
La imagen superior fue tomada por el telescopio espacial Hubble y utiliza filtros para mostrar en diferentes tonalidades las regiones en las que abundan gases como el azufre, el hidrógeno y el oxígeno.