¿Hasta dónde llega el poder de Steve Jobs y Apple?

Esta mañana, al entrar a visitar Digg me he encontrado que en portada aparece resaltado un mensaje en el que el equipo de este portal recuerda a todos sus visitantes que faltan 5 días para que Steve Jobs pronuncie su habitual keynote de apertura de la MacWorld Expo y que todos aquellos interesados en la misma se podrán informar al minuto en la sección dedicada a Apple de esa página.

No os lo voy a negar. Ver tal mensaje me ha sorprendido. Y es que, ¿cuán importante es Jobs en Estados Unidos para que 5 días antes de que pronuncie su discurso anual en la MWE un medio de masas como éste anuncie a los cuatro vientos que cubrirán el acto (bueno, en este caso lo cubrirán sus usuarios) con todo lujo de detalles?

Es más, ¿qué sucedería si algún día Steve Jobs anunciase que, por el motivo que fuera, se ha cansado de llevar las riendas de Apple y quiere marcharse a casa a disfrutar de su fortuna? ¿Sería el fin del mundo? Es exactamente lo que va a hacer Bill Gates, y en su caso apenas si se le ha dado trascendencia, una circunstancia que estoy convencido que cambiaría por completo si sucediese al revés.

En el mes de septiembre estuve 10 días en Nueva York, visité en más de una ocasión (y de 2, y de…) la tienda que Apple tiene al lado del Central Park y me sorprendió que SIEMPRE estuviera abarrotada de gente comprando MacBook’s, iPhone’s, iMac’s o los en aquellos días recién presentados iPod’s Nano. Sin ningún género de dudas, se vivía, y se sigue viviendo, una auténtica fiebre hacia todo lo que lleve el simbolito de la manzana mordida.

Como he comentado en más de una ocasión, me cuesta entender este fenómeno. Sí, es cierto que los productos que lanza Apple hacen gala de un gran diseño, son innovadores y, en general, presentan una calidad de fabricación superior a la media. Pero, ¿es eso suficiente para explicar su éxito?

No cabe duda que nos encontramos ante la marca de moda en EEUU, la que convierte en éxito todo o casi todo lo que toca, pero la pregunta que me hago es: ¿hasta cuándo se alargará esta situación? ¿Durante cuánto tiempo seguirán contando con el favor de los consumidores? Alguno dirá que eternamente. Yo quiero pensar que no. Y no porque tenga nada en contra de ellos, que conste. Se trata, sencillamente, de que no soy capaz de comprender el nivel de idolatría al que se ha llegado en torno a Steve Jobs y Apple.

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