Durante 16 años, las calles de Denver han sido el único hogar que ha conocido Dred Scott, el sitio en el que ha dormido con la sola compañía de otros indigentes, en el que ha tenido que soportar las inclemencias meteorólogicas y en el que, acompañado de su inseparable guitarra, ha versionado día tras día ante los transeúntes canciones de conocidos artistas para ganarse unos dólares con los que comprarse algo de comer y saciar su hambre.
La suya ha sido y hubiera seguido siendo una historia anónima, de la que nadie hubiese sabido jamás, de no ser porque hace unas semanas se cruzó en su camino un productor de Colorado llamado Tyler Ward que iba paseando por la avenida 16th Street Mall de Denver cuando casualmente le escuchó cantar.
A lo largo de la siguiente media hora contempló fascinado cómo ese sin techo en el que nunca antes había reparado interpretaba con maestría clásicos intemporales como Wind Cries Mary de Jimi Hendrix, What’s Going On de Marvin Gaye o Purple Rain de Prince.
Una semana más tarde, aún con el vivo recuerdo en la memoria del fabuloso e inesperado espectáculo que había presenciado, volvió a la 16th Street Mall y le pidió permiso para grabar su actuación. Tras obtener la aprobación de Scott, lo registró cantando y, al llegar a casa, subió el vídeo a su canal de YouTube.
En unas horas miles de usuarios vieron por primera vez en su vida a ese indigente con rastas y de aspecto desaliñado que cantaba como los ángeles. El boca a boca hizo el resto y con el paso de los días esos miles se convirtieron en decenas de miles primero y más tarde en cientos de miles.
A raíz de ello, Ward recopiló los temas que había grabado a Dred Scott, dio forma con ellos a un álbum y lo puso a la venta en iTunes bajo el título de ‘Live from 16th Street Mall’. De ello hace hoy exactamente una semana.
Ward ha prometido que los beneficios que se vayan obteniendo de la venta de las canciones irán destinados a pagar comida, ropa y un hospedaje digno para el protagonista de esta historia que tanto recuerda a los cuentos de hadas y cuyo incierto final aún está por escribir.