Windows Vista padece Gigantismo

La semana pasada, Microsoft confirmó que Windows Vista, el esperado sucesor de Windows XP, no se pondrá a la venta hasta el mes de enero del 2007. Nos encontramos ante el enésimo retraso de un sistema operativo que en un principio se debería haber lanzado el año pasado y que lleva de cabeza a los responsables de la compañía de Seattle desde hace demasiado tiempo.

Evidentemente, esta es una noticia muy negativa para Microsoft, pero también lo es para los principales fabricantes de ordenadores, que verán descender sus ventas en la campaña de Navidad cuando muchos usuarios prefieran esperar hasta la llegada de Windows Vista para comprarse un PC que cumpla con los elevados requisitos mínimos que a buen seguro demandará el producto de Bill Gates.

Ante este panorama, Steve Lohr y John Markoff han firmado un excelente artículo en el New York Times que analiza el porqué de la situación que está viviendo Microsoft y que cuenta con la opinión de David B. Yoffie, profesor de Harvard, Michael A. Cusumano, del Massachussets Institute of Technology y Mendel Rosenblum, científico de Stanford.

Todos ellos concluyen que la problemática que debe afrontar Microsoft tiene su origen en el enorme éxito que ha cosechado hasta la fecha Windows, un sistema operativo que cuenta con millones de usuarios a los que no se puede dejar en la estacada lanzando una nueva versión que no sea compatible con las miles de aplicaciones y drivers que funcionan actualmente en Windows XP, Windows 2003 Server o Windows 2000.

Ello provoca que Microsoft deba destinar ingentes cantidades de recursos humanos y económicos para testear el código de Vista, con la mente puesta en conseguir que cualquier programa que funcione en las versiones de Windows actuales lo siga haciendo en el nuevo sistema operativo.

Así pues, Microsoft está ligada de pies y manos a un código antiguo del que no puede desprenderse por completo y que provoca innumerables problemas de seguridad que no tiene por ejemplo Mac OS X.

Precisamente, el New York Times compara la situación de Microsoft con la de Apple, que abordó una renovación total de su sistema operativo con la vuelta a la compañía de Steve Jobs a finales de los ’90. El hecho de que la base de usuarios fuera significativamente menor y su perfil muy diferente ayudó a dar este paso, que dio como resultado un producto excelente pero que no era compatible con las aplicaciones que se habían programado anteriormente para Mac OS 9.

Esto es algo que para desgracia de Bill Gates, Microsoft no se puede permitir.

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