Un merecido aplauso a Microsoft

Ya sea por la mala fama que Microsoft se ha ganado a pulso durante años con sus prácticas monopolísticas, malos (a veces nefastos) productos o el desdén que ha mostrado a la competencia, porque criticar a esta empresa, a Bill Gates y a Steven Ballmer está eternamente de moda o porque haya quien piense que sólo Google, Apple o GNU/Linux son dignos de elogio, la realidad es que, a pesar de que sigo muchos blogs tecnológicos, podría contar con los dedos de una mano, y me sobrarían algunos, los artículos que me he encontrado este año alabando el cambio de rumbo y las excelentes piezas de software que ha sacado MS al mercado de un tiempo a esta parte. Y es, me parece a mí, injusto.

Veamos sino: la multinacional del software estadounidense ha pasado de «fascinarnos» con Windows Vista a lanzar un sistema operativo de primer nivel como Windows 7; de castigar a internautas y desarrolladores web con Internet Explorer 6, 7 y 8 a ofrecer un muy destacable (aunque en mi modesta opinión todavía algo inferior a Firefox o Chrome) IE 9; de olvidarse incomprensiblemente durante años del sector de la telefonía móvil a sorprendernos con Windows Phone, un SO que hasta sitios tan reconocidamente pro-Apple como Gizmodo ensalzan; de meter la pata hasta el fondo con abominaciones como el Kin One y el Kin Two a comercializar un dispositivo potencialmente revolucionario como Kinect que ha batido récords de ventas; de tirar a la basura miles de millones de dólares diseñando buscadores de segunda a poner en marcha Bing, un motor con el que tras una interminable travesía por el desierto están consiguiendo quitarle cuota de mercado al mismísimo Google.

La lista es larga, como veis, y es muy probable que me deje en el tintero otros casos igualmente válidos. Salta a la vista Microsoft no tiene el encanto de Apple, la buena imagen de Google o Valve, ni la historia de IBM o de Nintendo. Quizás tampoco el mismo número de seguidores (que no usuarios). Es más, puede que la semana que viene, o el mes que viene, o el año que viene, o la década que viene vuelva a las andadas y nos deleite con una de sus antaño habituales meteduras de pata. Pero a día de hoy, en el preciso momento en que escribo estas líneas, creo que se han hecho acreedores de este humilde reconocimiento en forma de artículo. Vaya pues, desde aquí, mi virtual, discreto y puede que poco compartido aplauso para ellos sonrisa

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