Timothy Vernor, el hombre que ha tumbado a AutoDesk

Timothy S. Vernor es un estadounidense que desde hace 7 años ha hecho de la venta de artículos en eBay su modo de ganarse la vida. En este tiempo ha cerrado más de 12.000 transacciones y ha conseguido un 98,5% de valoraciones positivas por parte de los usuarios del sitio de subastas con los que ha contactado.

Pero su apacible vida cambió cuando hace unos meses decidió vender una copia autorizada de AutoCAD R14. Autodesk, la compañía que comercializa este programa, hizo llegar una queja formal a eBay en la que advirtió que este buen hombre estaba atentando contra sus derechos como empresa, por lo que exigieron que eliminaran la puja. Su petición, ni que decir tiene, fue atendida.

En cuanto tuvo constancia de lo que sucedía, Vernor se puso en contacto con eBay para explicarles que no había cometido ninguna ilegalidad y el sitio de subastas volvió a abrir la venta.

Posteriormente, y confiando que no volvería a pasar nada, Vernor puso a subasta otra copia de Autocad R14. Ante tal circunstancia, Autodesk volvió a pedir el cierre de esa transacción y eBay, solícitamente, cumplió con los deseos de la empresa. Una vez más, Vernor apeló la decisión inicial y su petición fue escuchada.

Esta situación se repitió en 5 ocasiones. Tantas como copias del programa de diseño asistido por ordenador trató de vender Vernor, hasta que al final eBay tomó la decisión de suspenderle la cuenta definitivamente y dejarlo, por tanto, sin su «trabajo».

Un mes después, y tras innumerables correos, Vernor consiguió hacer entender a eBay que no era ningún delincuente, que lo que había hecho era completamente legal, y volvió a ser readmitido. A continuación, no se le ocurrió nada mejor que acudir al juzgado más próximo a su casa para presentar, sin la ayuda de ningún abogado, una demanda contra Autodesk.

Contra todas las previsiones, 60 días después el juez encargado del caso ha fallado en favor de Vernor y ha hecho constar que la forma de actuar de Autodesk constituye una ilegalidad ya que cuando alguien compra un programa debe tener el derecho de venderlo posteriormente si así lo estima oportuno.

Aunque es de esperar que Autodesk apele la decisión, no deja de tener su gracia que un ciudadano por su cuenta y sin requerir los servicios de ningún letrado, haya conseguido ganar un proceso judicial a una empresa que factura miles de millones de dólares al año.

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