¿Os imagináis qué hubiese sucedido si hace 20 años las productoras de videojuegos hubieran lanzado, tal y como vienen haciendo de un tiempo a esta parte, títulos incompletos, excesivamente cortos o con características deshabilitadas a las que sólo se puede acceder descargando contenidos extras de pago (DLC)?
Pues que nos podríamos haber encontrado con versiones capadas de clásicos como Sonic 2 o The Legend of Zelda: A Link to the Past en las que para activar personajes o zonas del mapeado original hubiésemos tenido que pasar por caja: