Samsung ha sido clave para que Android se convirtiera en el sistema operativo más utilizado en smartphones y tablets, puesto que sin las ventas millonarias que consiguen las decenas de modelos que lanza cada año Google no habría adquirido el dominio que ostenta en estos momentos.
De la misma manera, sin la potencia, flexibilidad, opciones de personalización y la lista interminable de apps que posee Android, Samsung no habría podido situarse como el primer fabricante del mercado y como una de las compañías con mayores beneficios del mundo.
Pero a pesar de la simbiosis que existe entre ambas, ni Google ni Samsung parecen sentirse cómodas con esta relación de dependencia mutua y las fricciones no hacen sino sucederse. El último capítulo en la disputa que mantienen lo ha protagonizado la multinacional surcoreana, que al parecer está redistribuyendo recursos que hasta ahora destinaba a Android a la mejora y desarrollo de Tizen.
De acuerdo a los datos que se han publicado, 1.000 de los 5.000 trabajadores del departamento de Android han sido reasignados al de Tizen, con el objeto de mejorar las prestaciones de este sistema operativo basado en el kernel de Linux que ya impulsa smartphones, televisores de nueva generación y relojes inteligentes de la compañía como los recientemente presentados Gear S y Gear 2 Neo.
Un movimiento que, de confirmarse, ahondaría más en la idea que tiene de Samsung de disminuir poco a poco la supeditación de sus productos a los designios de Google y conseguir una mayor independencia de Android y de su tienda de aplicaciones Google Play.