Navegamos «a no sé cuantos gigas»

La SGAE nos quiere un montón. Sólo así se explica que sus directivos se pasen el día pensando en nosotros, los internautas. Pero es que PROMUSICAE también nos adora, y la RIAA, y la MPAA… y ¡hasta la Academia del Cine español! Nos quieren a su manera, claro está, y nos lo demuestran llamándonos día sí y día también piratas, ladrones, demagogos, niñatos y demás lindezas. Es la manera que tienen de expresarnos sus sentimientos, de confesarnos que no podrían vivir sin nosotros.

La última en reconocernos su amor incondicional ha sido una tal Ángeles González-Sinde, la presidenta de la Academia del Cine patrio. Admito que hasta esta misma mañana no sabía ni quién era, pero aún así estoy convencidísimo que estamos ante una profesional extraordinaria, una persona llena de talento, con una actitud 100% positiva hacia la vida y que posee una labia a la altura de los más grandes, como demuestran las manifestaciones que ha realizado.

Además, aunque parezca extraño, sabe un montón de informática, de redes y de las conexiones a Internet que ofrecen las operadoras en España. De hecho, según ella, navegamos a «no sé cuantos gigas». Yo estaba convencido que íbamos a unos pocos megas, pero si ella dice que la velocidad que ofrecen Telefónica, Ono, Euskaltel, Orange, Jazztel, Ya.com y demás telecos es miles de veces mayor, pues oye, habrá que creerla.

Asimismo, nos ha hecho saber que el canon, esa maravilla que permite salir adelante a Teddy Bautista, Ramoncín y demás genios de la «cultura», es un impuesto cojonudo que deben pagar los fabricantes de CDs, DVDs, teléfonos móviles, impresoras o reproductores mp3 y no nosotros. Porque esa manía que tienen de trasladarnos los costes que les supone la comercialización de los productos que venden es algo rarísimo, una cosa que nunca se ha hecho y que alguien debe impedir que se continúe efectuando.

Para acabar, nuestra desde hoy admirada González-Sinde ha querido tener un amable recuerdo para el gobierno y le ha recordado al Ministro de Industria que su misión es hacer caso a lo que le dicen los «autores» y no los consumidores. Porque joder, ¡nos estamos jugando la supervivencia de la «cultura»! ¿Y qué es más importante, la «cultura» o los jodidos internautas? ¿Cuál es la misión del ejecutivo, defender a una élite de millonarios sin oficio ni beneficio o a los millones de trabajadores que sustentan la economía del país en base a su trabajo? Pues eso sonrisa

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