Microsoft lanza Internet Explorer 8

El sector de los navegadores web ha sido durante mucho tiempo un coto privado vetado a la competencia en el que Microsoft ha conseguido que Internet Explorer sea la opción escogida por más del 95% de los internautas del mundo. Desde el fin de la conocida como Guerra de los Navegadores, que acabó con el descenso a los infiernos de Netscape Navigator, y hasta bien entrada la presente década, la compañía norteamericana no ha temido en ningún momento por su supremacía en este campo.

Afortunadamente, poco a poco se han ido haciendo un huequecito alternativas para todos los gustos, algunas en nichos muy concretos, otras abarcando mercados más extensos, pero todas aportando algo que muchos echábamos de menos: la posibilidad de escoger.

En un lustro, Microsoft ha visto cómo su dominio absoluto en este terreno ha ido resquebrajándose en favor de navegadores que hasta hace no tanto eran unos completos desconocidos para la mayor parte de la población con acceso a la Red. Para ser más concretos, a día de hoy se estima que la cuota de Internet Explorer es de aproximadamente el 67,5%, mientras que la de Firefox asciende a un 21,7%, Safari dispone de un 8%, Google Chrome de un 1,15% y Opera se queda con un exiguo 0,71%.

Para poner remedio a esta pérdida continua de fieles seguidores, Microsoft va a lanzar hoy Internet Explorer 8. En sólo unas horas estará disponible para descargar. No es un producto cualquiera para el gigante estadounidense. Se juega mucho en el envite. De ahí que haya puesto toda la carne en el asador para llevar un pasito más allá la experiencia de navegación de quienes lo utilicen.

El reto -esto es, superar a la competencia- no es nada fácil. De entrada, aseguran que IE8 incorpora importantes mejoras en el campo de la seguridad, ofrece la opción de navegar en modo privado, carga las páginas a mayor velocidad, respeta mucho más -aunque no del todo- los estándares web y dispone de un modo que permite visualizar correctamente páginas antiguas diseñadas para versiones anteriores de Internet Explorer.

En los próximos días, conforme millones de personas se lo vayan descargando, veremos aparecer incontables artículos en los que se analizarán sus nuevas características y el rendimiento global que ofrece. Será entonces cuando podamos saber de manera feaciente si estamos ante un producto que hará reverdecer glorias pasadas o, sencillamente, ante un navegador que pasará con más pena que gloria.

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