Los nanotubos llegan al Tour de Francia

La tecnología avanza que es un primor. De ello pueden dar fe los ciclistas del equipo Phonak que están participando en el Tour de Francia, puesto que van montados sobre unas bicicletas que son una auténtica obra de ingeniería. O para ser más exactos, obra de BMC, una firma suiza con muchos años de experiencia en el sector.

Los cuadros de estas bicicletas han sido fabricados con nanotubos de carbono, una técnica que ha permitido obtener unas máquinas más ligeras y con una mayor rigidez que la que se logra con los componentes habituales. En concreto, el cuadro de la BMC Pro Machine SLC 01 pesa menos de un Kilogramo, mientras que la bicicleta completa apenas si llega a los 6.7 Kg.

Genial, diréis. Pues hombre, no del todo. Y es que como podéis suponer el precio de estos aparatos no está al alcance de cualquiera. Arranca en los 6597 dólares para la configuración básica y llega hasta los 8390 dólares en caso de querer la bicicleta con todos los extras.

El lujo se paga, y los nanotubos de carbono son unos recién llegados de los que todavía queda mucho por saber y aprender. Descubiertos en 1991, son unas estructuras tubulares que presentan una dureza muy superior a la del acero pero con un peso menor, pueden conducir la electricidad, actuar como aislantes y transferir señales de luz. Pero si por algo están siendo estudiados es porque se trata de la primera sustancia conocida capaz de sustentar indefinidamente su propia presión gravitatoria, una condición imprescindible para la construcción de un ascensor espacial.

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