Los delfines son súper tontos

Paul Manger, un ser vivo que al parecer trabaja como científico en la Universidad Witwatersrand de Johanesburgo, ha hecho público un estudio que ha llevado a cabo con delfines en el que afirma que estos simpáticos mamíferos son más tontos que un zapato. Bueno, para ser exactos, más tontos que los pececillos de colores que tenemos en las peceras. Sí, esos que se pasan la vida dando vueltas a un recinto cerrado de medio metro cuadrado y que tienen 3 segundos de memoria.

No importa que los delfines posean cerebros de considerable tamaño. Según Manger, no están preparados para procesar información compleja. Su función básica es la de detectar los cambios que se producen en las corrientes térmicas de los océanos para poder de esta manera mantener su temperatura corporal.

¿Y cuál creéis que es la prueba empírica que ha aportado nuestro querido Paul para argumentar su postura? Atención, porque es lo más de lo más. Este buen hombre basa su teoría en que si metes a un pez de colorines en una pecera y no cierras la tapa, tratará de saltar fuera para ampliar el espacio en el que vive. En cambio, los delfines de los parques marinos no intentan escapar jamás, a pesar de que en ocasiones las vallas que separan sus piscinas de las que están al lado sobresalen apenas unos centímetros sobre la superficie del agua. Eso, siempre según Manger, es una muestra irrefutable de que son estúpidos.

Ah, se me olvidaba, este estudio ha sido publicado en la Biological Reviews of the Cambridge Philosophical Society. ¿Y qué es eso? Pues ni idea, pero suena prestigioso sonrisa

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