Las máquinas expendedoras de tabaco japonesas tienen un ‘pequeño’ fallo

Desde finales del año pasado, el Tobacco Institute of Japan (TIOJ), una organización que agrupa a los principales vendedores de cigarrillos en Japón, en colaboración con la empresa Fujitaka, ha comenzado a instalar en las principales ciudades del país asiático máquinas expendedoras de tabaco que incorporan una cámara que ha sido diseñada para verificar la edad del comprador e impedir que los menores de 20 años puedan hacerse con una cajetilla.

El sistema hace uso de una tecnología de reconocimiento facial de última generación que comprueba el número de arrugas, la estructura de los huesos y la forma de la cara para determinar la edad del individuo que tiene ante sí. Si considera que es menor de 20 años, le solicita que aporte algún documento que pruebe su edad, como por ejemplo el carné de conducir. De no hacerlo, no le vende tabaco.

Los meses transcurridos desde su puesta en funcionamiento habían demostrado la fiabilidad de la máquina, por lo que las empresas que hay detrás del TIOJ han decidido encargar la fabricación de más unidades a Fujitaka. Pero, pero, pero… vaya por dios, resulta que esta semana un avispado periodista acaba de descubrir que esa tecnología que parecía invulnerable tiene un pequeño fallo. Bueno, a decir verdad no es tan pequeño.

Y es que hay una manera de engañar al sistema de reconocimiento facial. Basta con coger una revista en la que salga la cara de una persona adulta y ponerla justo delante de la cámara. Ésta analiza el rostro del sujeto en cuestión, comprueba que tiene la edad requerida y da el visto para realizar la compra del paquete de tabaco. Así de simple sonrisa

Dicho de otra manera: que la millonaria inversión va a servir de muy poquito debido al hallazgo de un método de lo más rudimentario que además puede poner en práctica cualquiera. Mucho me temo que en las próximas fechas a más de uno se le va a caer el pelo por no haber tenido en cuenta una solución tan simple como ésta.

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