La mayoría de usuarios de sistemas informáticos solemos poner como fondo de pantalla alguna fotografía que por el motivo que sea tenga un significado especial para nosotros, un paisaje natural que hayamos encontrado navegando por Internet o, por qué no, directamente la imagen que viene de serie con el sistema operativo de turno.
Por motivos más que obvios, no es habitual que la gente haga experimentos ni se complique mucho la vida cuando llega la hora de escoger el papel tapiz a colocar en el escritorio del ordenador. Pero que no sea lo normal no quiere decir que no haya personas que, haciendo gala de una gran imaginación, sean capaces de dotar a sus fondos de pantalla de un aspecto verdaderamente original. Aquí tienes algunos ejemplos: