El tráfico de Twitter ha caído de manera sustancial en los poco más de ocho meses que han transcurrido desde que Elon Musk compró la compañía por 44.000 millones de dólares. Así lo indican los indicadores que manejan empresas dedicadas a monitorizar la actividad en Internet como SimilarWeb o Cloudfare.
De hecho, Matthew Prince, el cofundador y CEO de Cloudfare, ha indicado que el tráfico de Twitter se está, y cito textualmente, «hundiendo». Traducido en números, se estima que en lo que llevamos de año, las visitas a este servicio de microblogging han caído más de un 10%.
Un descenso que, lejos de detenerse, podría incluirse acelerarse en los próximos meses tras el estreno de Threads, el nuevo competidor que ha presentado Meta/Facebook. Lanzado la semana pasada, en sus primeros cinco días de funcionamiento ha conseguido atraer a más de 100 millones de usuarios y su irrupción ha provocado que el tráfico de Twitter haya disminuido esta semana un 5% en comparación con la anterior.
La aparición de Threads ha traído consigo un cruce de acusaciones entre ambas partes, con ejecutivos de Twitter acusando a Mark Zuckerberg de robarles a algunos de sus antiguos empleados para que hagan uso de los conocimientos adquiridos durante su etapa en Twitter en el desarrollo de Threads.
Sea como fuere, y más allá de las polémicas que rodean a una y otra compañía, lo cierto es que desde que Elon Musk se hizo con el control de Twitter, las cosas han ido de mal en peor. Pocos dudan a estas alturas de que la ola de despidos que impuso nada más llegar para disminuir el capítulo de gastos ha traído consigo un empeoramiento del servicio.
Tampoco ha funcionado su idea de otorgar distintivos de verificación a todas aquellas personas que se abonen al servicio de suscripción Twitter Blue. Es más, su implementación ha generado confusión y desconfianza tanto entre su base de usuarios como entre las marcas comerciales. Estas últimas están viendo cómo aparecen incontables perfiles falsos que se hacen pasar por auténticos aprovechando el relieve que les proporcionan las señales de verificación que pueden comprar y que antes se reservaban únicamente para personas o entidades destacadas.
Twitter, no hace falta decirlo, no va a desaparecer de la noche a la mañana, pero su dominio en el terreno de los servicios de microblogging podría estar llegando a su fin. Por primera vez tiene ante sí un rival de importancia, cuyo estreno ha coincidido en el tiempo con un momento de debilidad interna evidente generada por la errática gestión que está llevando a cabo Musk.
Así las cosas, va a resultar muy interesante comprobar cómo se suceden los acontecimientos en los próximos meses, que van a resultar claves en el futuro tanto de Twitter como en el de su nuevo y gran competidor, Threads.
IMAGEN: RUBAITUL AZAD
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