El 3 de diciembre de 1992, hoy hace exactamente 20 años, un ingeniero de la compañía de telecomunicaciones británica Sema Group llamado Neil Papworth envió el que está considerado como el primer SMS de la historia. El texto que escribió, escueto y directo, fue un sencillo Merry Christmas (Feliz Navidad).
Utilizando la red de Vodafone, envió el mensaje desde su ordenador personal al teléfono móvil Orbitel 901 de su compañero de trabajo Richard Jarvis. Ni el uno ni el otro dieron la menor importancia al mensaje, y siguieron con sus quehaceres como si nada de especial relevancia hubiera acontecido. No fue hasta cierto tiempo después que entendieron que ese día, sin saberlo, habían protagonizado un acto singular que contribuyó a cambiar de manera decisiva el sector de las telecomunicaciones a nivel mundial.
Sin ir más lejos, Nokia abrazó rápidamente esta tecnología e hizo que todos sus terminales ofrecieran soporte a este servicio sólo 12 meses más tarde, un camino que paulatinamente siguieron el resto de fabricantes de terminales móviles de la época. Conviene remarcar, eso sí, que el impacto de los SMS fue muy limitado durante los primeros años. En 1995, por ejemplo, las pocas personas que tenían un móvil enviaron una media de sólo 0,4 mensajes al mes.
Poco a poco, conforme los operadores de telecomunicaciones se avinieron a eliminar las trabas que en los inicios establecieron en forma de elevados precios o impidiendo a sus clientes enviar SMS a usuarios de otros operadores, su popularidad comenzó a subir de manera lenta pero constante hasta que se convirtió en lo que es hoy en día: un recurso que millones de personas en todo el mundo utilizan a diario para mantenerse en contacto con sus allegados.