De mayor quiero ser CEO de Dell

Ser el máximo responsable a nivel ejecutivo de una gran empresa mola. Pero mola mucho, mucho, mucho. Marcas la política empresarial del gigante al que diriges, tienes la posibilidad de observar desde una posición privilegiada la evolución del sector en el que trabajas, cobras un sueldazo, tienes a tu disposición un avión privado para tus desplazamientos, te hospedas en los hoteles más exclusivos, comes en los restaurante más caros, todo, absolutamente todo el mundo, te hace la pelota… ¿Suena bien verdad?

Pues nada de eso es lo mejor. Lo mejor, por raro que pueda sonar, es que te echen. Que se lo pregunten sino a Kevin Rollins, CEO del fabricante de ordenadores Dell desde el año 2004 a quien Michael Dell, fundador y máximo accionista de la compañía, conminó a dimitir el mes pasado tras comprobar cómo los resultados económicos del último año no habían sido los esperados.

¿Y eso qué tiene de bueno, os preguntaréis? Pues que por este «sacrificio voluntario», Rollins va a cobrar 5 milloncejos de dólares distribuidos en otros tantos pagos que percibirá hasta el mes de abril del año que viene. No llega al nivel de lo que cobran futbolistas y entrenadores, pero no está nada mal

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