A partir de hoy, las descargas ilegales se sancionan con 2 años de cárcel en Japón

En el día de hoy ha entrado en vigor en Japón una nueva y durísima legislación que quiere poner coto a las descargas de contenidos sujetos a derechos de autor como películas, series, documentales, música y programas en Internet mediante la imposición de penas de privación de libertad y multas estratosféricas.

Aunque tales prácticas ya eran consideradas ilegales desde el 2010 en la práctica no se había sentenciado a nadie hasta ahora. Eso, parece, va a cambiar desde ya. Desde este mismo momento, aquel usuario que sea cazado bajándose un estreno de cine, la discografía de algún cantante del que sea seguidor o la última versión del Photoshop deberá hacer frente a condenas que podrían llegar a los 2 años de prisión y al pago de hasta 20.000 euros.

Los cambios legislativos fueron aprobados por los políticos locales en el mes de junio. Horas después, la web del Ministerio de Finanzas fue hackeada y las páginas del Tribunal Supremo, de la principal sociedad gestora de los derechos de autor y de los partidos políticos que con sus votos permitieron que la reforma tirara hacia adelante, sufrieron ciberataques y permanecieron inaccesibles temporalmente.

El endurecimiento de las sanciones para los internautas se ha producido como consecuencia de las presiones efectuadas por la industria musical del país, que anteriormente ya había conseguido que se persiguiera a las personas que suben material protegido por derechos de autor con castigos que, en función del caso, pueden llegar hasta los 10 años de cárcel (sí, ¡10 años!) y sanciones máximas de 100.000 euros.

Las desproporcionadas medidas adoptadas quieren proteger un negocio, el de la música, que año tras año mueve miles de millones en Japón. Y es que el país asiático es el segundo mercado más importante del mundo para las discográficas por volumen de ventas.

Pese a ello, la Recording Industry Association of Japan clama que la piratería hace mella en las cuentas de resultados de sus representados. De acuerdo a las cifras que manejan (habría que ver hasta qué punto fiables) por cada canción que se compra se descargan 10 mediante torrents o servicios de descarga directa.

¿Metiendo a gente en la cárcel y poniéndose al público (sus clientes, no lo olvidemos) en contra lograrán impulsar aún más si cabe las ventas de sus artistas? En unos meses lo sabremos, aunque personalmente apostaría a que no. El tiempo, en cualquier caso, dictará sentencia.

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