
Stop Killing Games sigue sumando adhesiones día tras día. Este movimiento en favor de la preservación de los videojuegos cuestiona la legalidad de que las distribuidoras hagan que sus títulos sean injugables cuando dejan de apoyarlos financieramente.
En el momento en que escribo estas líneas, la petición ciudadana ante la Unión Europea en apoyo a esta iniciativa acumula ya 1.217.109 firmas, una cifra que supera ampliamente el objetivo marcado inicialmente de llegar al millón.
La principal queja de Stop Killing Games radica en que cada vez son más los videojuegos que requieren de una conexión a Internet obligatoria para ejecutarse, incluso cuando son para un solo jugador. Este tipo de prácticas conllevan que, cuando sus servidores online se cierran, dejan de funcionar para siempre.
El objetivo último es convencer a los países de la Unión Europea de que es necesario introducir cambios legislativos que impidan que las distribuidoras sigan aplicando esta forma de obsolescencia programada. Es más, lo que plantea es que deben asegurarse de que sus videojuegos se puedan jugar años después de que dejen de apoyarlos.
Queda por ver cómo va a reaccionar la clase política europea ante esta petición ciudadana. Pero de lo que no cabe duda es de que ha sido un éxito rotundo que ha sumado una cifra de adhesiones que ni los más optimistas imaginaban.