Análisis del monitor LG W2353V

Esta semana he tenido la oportunidad de probar un monitor de 23 pulgadas de la serie W53, que LG amablemente me ha hecho llegar. Tras pasarme varios días navegando por Internet, visionando películas y series y jugueteando con él, me ha dejado un sabor de boca muy positivo, tanto por lo que respecta a la calidad de imagen que ofrece como por su diseño.

Envuelto en una caja que no pasa desapercibida, el monitor viene acompañado de un pequeño folleto informativo con documentación básica acerca de su funcionamiento, un cable de alimentación, DVI, D-Sub y los consabidos drivers para Windows y Mac OS X. A los usuarios de sistemas GNU/Linux, como viene siendo norma habitual, nos toca editar el archivo xorg.conf. Nada nuevo, ¿verdad?

De montaje sencillo e intuitivo, una vez colocado sobre la mesa de trabajo lo primero que llama la atención es su excelente diseño. El plástico negro que rodea al panel ofrece un buen tacto, aunque, aviso, es un imán para las huellas. En la parte trasera están situados los conectores HDMI, DVI-D, D-Sub y la sempiterna salida para auriculares.

Los botones para controlar las funcionalidades básicas del monitor, situados en el extremo inferior-derecho, disponen de unas luces que se iluminan al acercar el dedo gracias a un sensor de proximidad. La idea es facilitar la localización de estos controles en situaciones de poca iluminación, aunque en ocasiones el manejo no es todo lo cómodo que cabría esperar.

La calidad de imagen es muy buena, tanto si lo hacemos a resoluciones bajas como a la máxima que permite, de 1.920 x 1.080 píxeles. A nivel personal, y y tras probar con mil y una configuraciones diferentes, para los quehaceres diarios al final me he decantado por la de 1.440 x 900 píxeles. Creo que se ajusta a la perfección al tamaño de la pantalla y a mi, en ocasiones, cansada vista

Las características técnicas del LG W2353V y, por ende, de la serie W53, son dignas de mención. Como os acabo de señalar, se trata de un monitor panorámico Full HD de 23 pulgadas que además hace gala de un ratio de contraste 50.000:1, presenta un brillo de 300 cd/m2 y un tiempo de respuesta de 2 ms. Su peso, peana incluida, es de 3,9 Kg y el consumo se sitúa en los 40 W.

El ángulo de visión es de 170º, aunque conviene señalar que para disfrutar de una calidad de imagen óptima es harto recomendable situarse en posición frontal al monitor, ya que conforme nos desviamos hacia uno u otro costado el constraste disminuye y se pierden detalles.

El monitor hace uso de la tecnología SMART para ajustar automáticamente el brillo al grado de iluminación de la sala en que se encuentra y al tipo de contenidos que aparecen en pantalla. Así, cuando estamos viendo imágenes de colores oscuros, procede a aumentar el brillo del conjunto. Sucede exactamente lo contrario cuando éstas son de tonos claros.

Esta función no sólo mejora la experiencia del usuario sino que además ha sido pensada para ahorrar energía. LG calcula que la reducción de consumo puede ser de hasta el 27%, aunque como comprenderéis no me he puesto a medir empíricamente el grado de exactitud de este dato

En definitiva, nos encontramos ante un monitor en alta definición muy rencomendable para todo tipo de usuarios que ofrece características avanzadas y un gran diseño a un precio muy razonable.

¿Aspectos negativos? Bueno, no estaría de más que junto con los cables de alimentación, DVI-D y D-Sub, también se proporcionase uno HDMI. Ah, y habría sido todo un detalle la inclusión de drivers para GNU/Linux. Ya sé que el 99% de los usuarios de informática se decantan por Windows o Mac OS X y que quienes usamos otras opciones como Ubuntu somos muy poquitos, pero existir existimos

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