Netscape camina con paso firme hacia la nada

Durante la segunda mitad de los ’90 netscape.com fue uno de los portales más importantes de la Red. Avalado por el navegador del mismo nombre, era uno de los centros neurálgicos de la todavía joven red de redes y competía de tú a tú con Yahoo y AOL, los otros 2 gigantes del momento.

Gran parte de su fuerza se fundamentaba en el navegador Netscape, el más utilizado por aquellas fechas. Pero la aparición en escena de Microsoft y su Internet Explorer significó el principio del fin para Netscape, que fue incapaz de hacer frente a la competencia y vio como en sólo unos años pasaba de ser el browser de referencia a tener una cuota de mercado marginal en comparación con IE.

Desde entonces, y como tantos otros muertos vivientes de los primeros años de Internet (¿alguien se acuerda ahora de Altavista?) últimamente netscape.com había deambulado con más pena que gloria, convertido en un portal más de los muchos existentes que, eso sí, seguía manteniendo una importante cuota de usuarios, especialmente entre aquellos menos avezados, gracias a las cuentas de mail que ofrecía.

Pero en estas llegó Jason Calacanis, que tras convertirse en multimillonario con la venta de Weblogs Inc, la red de blogs que él mismo había fundado, recibió el encargo de AOL para hacerse cargo de netscape.com y tratar de revivir viejos laureles. De este hombre se esperaba -almenos yo lo esperaba- que aportara soluciones imaginativas, que sacara a Netscape de la vulgaridad en que se había instalado y que aumentara la popularidad, la visibilidad y las visitas del sitio.

La sorpresa llegó cuando Calacanis presentó el «nuevo» Netscape y nos encontramos ante un clon de Digg, el blog colaborativo sin control editorial más importante de Internet, pero con peor diseño. La idea era de por sí mala, aburrida y poco original y la reacción del público fue la que cabía esperar: estupor y cabreo tanto entre los usuarios habituales, que veían desaparecer de un plumazo las secciones que llevaban años visitando, como entre los lectores de blogs, que se encontraron con una copia de algo que ya existía.

Las declaraciones posteriores de Calacanis, lejos de calmar los ánimos, sólo sirvieron para enardecerlos aún más cuando explicó que tenía en mente contratar a los usuarios que más historias enviaban a Digg, Flickr, Reddit y Newsvine y pagarles un sueldo de 1000 dólares mensuales para que hicieran lo propio en netscape.com. Estos comentarios cabrearon al personal hasta tal punto que hubo quien incluso llegó a hackear el portal.

Con estos mimbres, la popularidad de netscape.com, lejos de mejorar, empeoró a marchas forzadas, ya que no logró captar la atención de los usuarios más avanzados y además vio cómo sus visitantes de toda la vida huían despavoridos ante el cambio tan radical que había experimentado el sitio. Tanto el proyecto en sí como la manera en que fue gestionado fueron un completo desastre.

La primera víctima de este desaguisado fue el propio Calacanis, a quien AOL abrió las puertas para que probara suerte en otros lares. Así las cosas, era sólo cuestión de tiempo que netscape.com abandonara su nuevo estado y volviera a adoptar una forma similar a la de meses antes.

El problema es que AOL lo ha hecho de la peor manera posible. En lugar de dotar al sitio de un diseño y de unos contenidos propios y diferenciados, se han limitado a copiar línea por línea las formas de aol.com con la única diferencia del color de la cabecera, que en el caso de Netscape mantiene el verde acuoso de la marca. Por no mantener no han mantenido ni el dominio del sitio, que desde ahora pasa a ser http://netscape.aol.com/. Una decisión que pone de manifiesto lo que para AOL significa este portal y el futuro que le espera: ninguno.

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