El día en que un gran dirigible acabó suspendido en posición vertical

Una vez acabada la Primera Guerra Mundial, las potencias vencedoras exigieron a Alemania unas durísimas compensaciones económicas que implicaron, entre otras cosas, la entrega de los buques mercantes de más de 1.400 Tm de desplazamiento, cientos de miles de cabezas de ganado, millones de Tm de carbón y el pago anual de 132.000 millones de marcos oro, el 6% del Producto Interior Bruto que tenía por aquel entonces el país germano.

Aunque se prohibió a Alemania la construcción de aeronaves militares, Estados Unidos se las apañó para que la compañía Luftschiffbau Zeppelin les construyera 2 dirigibles a cambio de perdonar al estado europeo el pago de 3,2 millones de marcos. Fue así como en la factoría de Friedrichshafen se dio forma entre 1923 y 1924 a un gran zeppelin de 200 metros de longitud y 87 toneladas que finalmente fue entregado el 15 de noviembre de 1924 a la marina norteamericana con la condición de que fuese utilizado únicamente con fines civiles.

Bautizado con el nombre de ZR-3 USS Los Angeles, permaneció en servicio hasta el 30 de junio de 1932, cuando fue retirado por motivos económicos. Pero si por algo se recuerda a este gigante de los aires es por un incidente ocurrido el 27 de agosto de 1927, cuando estando anclado en un poste de 49 metros de altura en Lakehurst, una ráfaga de viento hizo que la cola se levantara ligeramente y se encontrara con una capa de aire más frío y denso, que provocó que la popa empezara a ascender de manera imparable hasta alcanzar un ángulo de 85º respecto a la horizontal.

Aunque el personal a bordo trasladó el peso hacia uno de los extremos de la nave para tratar de revertir la situación, nada pudieron hacer para evitar que el gran dirigible acabara en posición prácticamente vertical y mirando hacia abajo en una imagen que pone los pelos de punta:

USS Los Angeles, el gran dirigible que se puso en posición vertical

Aunque resulte difícil de creer, este incidente sólo causó daños menores en el ZR-3 USS Los Angeles, que al día siguiente pudo volver a volar. Me imagino, eso sí, que los pasajeros que se subieron no vieron antes estas espeluznantes imágenes. De haberlo hecho, dudo que se hubieran montado sonrisa

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