El 9 de octubre del 2012, una niña afgana de 14 años llamada Malala Yousafzai copó las portadas de la prensa mundial después de que un talibán le asestase dos disparos en la cabeza y el cuello cuando volvía a casa del colegio. ¿Su pecado? Haberse convertido en un símbolo en favor de la educación de las niñas afganas y en contra de la brutal represión que sufren bajo el régimen de estos extremistas islámicos.
Malherida, permaneció varios días inconsciente y en condición crítica. Una vez su estado mejoró lo suficiente, la presión internacional consiguió que el gobierno local permitiera que fuera trasladada al hospital Queen Elizabeth de Birminghan (Reino Unido), donde recibió una atención médica adecuada e inició un largo proceso de rehabilitación.
Un año y medio después del intento de asesinato, Malala ha conseguido recuperarse satisfactoriamente de las lesiones que sufrió, aunque aún padece algunas secuelas tristemente distinguibles cuando se la observa hablar. Pese a ello -o precisamente por ello- en el día de ayer concedió una entrevista al programa nocturno The Daily Show, presentado por John Stewart. De la misma, he querido destacar este pequeño fragmento en el que explica a los espectadores cómo vivió los días previos al fatídico 9 de octubre y cómo reaccionó cuando supo que se había convertido en objetivo de la barbarie talibán.
La manera tranquila y serena con la que rememora un hecho dramático como éste y cómo tiende la mano a sus ejecutores es emocionante. Sin más, te dejo con el vídeo (bajo el mismo encontrarás la traducción al español que he realizado):
John Stewart: ¿Eras consciente de que los talibanes te habían convertido en un objetivo?
Malala Yousafzai: Cuando en 2012 estaba con mi padre y alguien vino y nos dijo: «¿habéis visto en Google, si buscas tu nombre, que los talibanes te han amenazado?» Simplemente no podía creerlo. Dije: «no, no es cierto».
Incluso después de las amenazas, cuando las vimos, no estaba preocupada por mí, lo estaba por mi padre, porque los talibanes no son tan crueles como para matar a un niño. Porque yo tenía 14 años en aquel momento.
Pero más tarde empecé a pensar acerca de la muerte, y solía pensar que los talibanes vendrían y me matarían. Pero entonces me dije, «¿si vienen, qué harías Malala?»
Entonces me respondía a mí misma: «Malala, coge un zapato y tíraselo», pero acto seguido me decía: «si lanzas un zapato a un talibán no serás diferente de ellos. No debes tratar a otros con tanta crueldad y con dureza. Debes combatirlos mediante la paz, el diálogo y la educación».
Me dije: «les explicaré cómo de importante es la educación y que también quiero que sus hijos la reciban». Y entonces les diré: «eso es lo que quería deciros. Ahora haced lo que queráis».
-APLAUSOS-
John Stewart: Permíteme preguntarte, Malala: sé que tu padre está entre bastidores y que está muy orgulloso de ti, pero… ¿se enfadaría si te adoptara?
-RISAS Y APLAUSOS-