La deforestación reduce el tamaño de los peces y limita sus poblaciones

Un estudio publicado en la revista Nature por un grupo de investigadores británicos y canadienses encabezados por el profesor de la Universidad de Cambridge Andrew Tanentzap sostiene que la deforestación está reduciendo la cantidad de hojarasca y materia orgánica que se deposita en ríos y lagos, lo que está a su vez está limitando la cantidad de alimento disponible para los peces que los habitan.

Esta merma de la comida disponible está afectando al tamaño de los peces jóvenes y provocando que un número menor llegue a la edad adulta. El equipo sostiene que los resultados que aportan los análisis que han llevado a cabo ilustran una relación directa entre la protección de las cuencas fluviales y la existencia de poblaciones saludables de peces.

Tanentzap ha explicado que aunque el plancton procedente del carbono de las algas es más nutritivo, el zooplancton que aparece cuando se disuelven las hojas y los troncos que caen en ríos y lagos es también una fuente de alimento importante para los peces de agua dulce que les ayuda a complementar su dieta y a ganar tamaño y peso.

Para la elaboración de este estudio, los investigadores han tomado muestras en ocho localizaciones con diferentes niveles de cobertura arbórea alrededor del Lago Daisy (Columbia Británica) y han analizado el comportamiento de ejemplares de la Perca flavescens, una especie que puede llegar alcanzar 50 centímetros de longitud total y casi 2 kilogramos de peso.

Los datos obtenidos han revelado que allí donde es más espesa la masa boscosa y, por tanto, mayor cantidad de hojarasca acababa cayendo sobre el agua, los peces de menos de un año son más grandes respecto a las zonas donde hay menos árboles. Aunque las observaciones se han llevado a cabo en una región boreal, Tanentzap cree que los resultados son trasladables globalmente.

La importancia de este estudio radica en que el 6% de las proteínas animales que consumimos los humanos proceden de los peces de agua dulce y, en países como Indonesia, Filipinas o Bangladesh, suponen en muchos casos la única fuente de este tipo de proteínas para muchas familias con pocos recursos.

FOTOGRAFÍA: Mat Honan

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