Un infierno llamado Foxconn

Con más de un millón de trabajadores, gigantescas factorías que en algunos casos son capaces de acoger a casi 500.000 empleados, una capacidad de producción brutal y unos precios finales irrisorios, la multinacional taiwanesa Hon Hai Precision Industry, más conocida como Foxconn, se ha convertido en el mayor fabricante de componentes electrónicos del mundo.

Entre sus clientes se encuentra lo más granado de la industria y en sus plantas se ensamblan productos tan conocidos como el iPhone, el iPad, el Kindle, la PlayStation 3, la Wii o la Xbox 360. Pero en los últimos tiempos Foxconn no está siendo noticia por dar forma a estos gadgets sino por las miserables condiciones de trabajo a las que somete a sus asalariados.

Jornadas interminables, sueldos mezquinos y suicidios de empleados que ya no aguantan más la presión a la que se ven sometidos son el pan nuestro de cada día en las instalaciones que esta compañía tiene en China.

Precisamente una estudiante de 18 años procedente de un pueblo a las afueras de Chongqing que trabajó en una factoría de Foxconn ha explicado a la CNN la experiencia que vivió en la empresa. Nada más llegar le dejaron claro, como antes habían hecho con los que iban a ser sus nuevos compañeros, que estaba prohibido realizar cualquier tipo de declaración a periodista alguno.

De acuerdo a su relato, con el paso de las semanas se tuvo que adaptar a la disciplina militar que impera en las fábricas, a obedecer sin rechistar a sus superiores y a llevar a cabo las tareas que le encomendaran en turnos interminables, estuviera o no de acuerdo. En caso no hacerlo, sería despedida.

Durante su primer día en las instalaciones, un trabajador veterano se le acercó, le preguntó el motivo por el que había ido a Foxconn y le recomendó que no se lo pensase dos veces y se fuera en ese preciso momento. Unas palabras más propias de una película de miedo que de nuestros tiempos pero que, según esta joven, tienen su refrendo en un dicho al que se refieren a menudo los empleados de esta empresa: «utilizan a las mujeres como si fueran hombres y a los hombres como máquinas».

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